Dado que el veganismo va unido a una forma de consumo responsable y (por ahora) la mayoría de los que comercian con el mismo lo hacen por convicción, es lógico que también se piense en cuestiones como el cultivo biológico o el comercio justo.
El comienzo del Comercio Justo parece ser que se ubica después de la II Guerra Mundial. Pero la historia de los sellos de garantía del mismo la marca un religioso holandés, Francisco Van der Hoff (nunca había visto un nombre tan religioso y holandés al mismo tiempo) que pasó muchísimo tiempo con campesinos mexicanos. A algunos productores con una situación precaria les facilitó los medios ya que, como podéis imaginar después de haber visto tantas películas, eran explotados por los malos, perdón, quería decir los intermediarios (lapsus lingüe, es culpa de las pelis). En 1988 vio la necesidad de aplicar un sello para asegurar al consumidor su procedencia.
Luego, como suele ocurrir en estos casos, se hicieron estándares para poder controlarse mejor. También surgieron otras iniciativas.
En la página web del comercio justo se puede leer que las ventas del comercio justo van en aumento, aunque hay que decir que el consumidor español compra diez veces menos que la media europea, o sea, como diría el optimista de la botella medio llena, todo puede ir a mejor.
Sin embargo hay muchas voces críticas con este tipo de comercio que también quiero exponer aquí.
Según la SWR (¿que qué es eso? Un canal de televisión alemán), uno de los puntos de crítica sobre el comercio justo es que los productores o las empresas primero tienen que invertir dinero en el sello para pagar la certificación. Esto causa costes adicionales elevados, que algunos productores primero tienen que reunir. Los ingresos de los productos de comercio justo de esta manera no van exclusivamente a los agricultores, sino que una parte de ello va a la organización que otorga el sello y según las circunstancias a diversos intermediarios (como ocurre con el café).
También se critica la transparencia sobre el origen de algunos productores.
El Institute of Economics Affairs (IEA), afirma que este sistema no ayuda de verdad a los productores que tienen menos, por su modelo de cooperativas en el cual no todos caben, haciendo hincapié en que está más bien pensado para los consumidores de los países más desarrollados (o sea, hablando en plata, para acallar conciencias).
Cuánto hay de verdad o de incierto en cada crítica o en cada halago al sistema de Comercio Justo no lo puedo decir. Lo que sí que creo es que las grandes corporaciones siempre están al acecho y que suelen ser como las contorsionistas de los circos, si hay que doblarse para hacer ganancia, se doblan hasta el infinito y más allá aprovechando las exigencias del mercado.
De manera que nosotros personalmente nos hemos propuesto buscar y encontrar productores o vendedores que están lejos de ese mundo corporativo, pequeñas empresas, iniciativas jóvenes; un tipo de empresa más transparente.
En ese sentido os invito a que al final de esta entrada del blog nos contéis si conocéis empresas transparentes, donde en la cadena todo está más o menos equilibrado.
Yo no pongo la mano en el fuego por nadie que no conozca en persona, pero tengo que decir que la página web y lo que me ha contado el mismísimo fundador de la empresa café de la selva Kogi, Oliver Driver, me ha impresionado en ese sentido. En su página http://www.urwaldkaffee.de/interessant/die-kogi-videos/ podéis ver vídeos de los Kogi, algunos se entienden puesto que hablan en español. Los Kogi son una tribu de indios en Colombia que producen café completamente artesanal, aplicando su filosofía india de comunicación con la Tierra, llamándose a ellos mismos los protectores de la Tierra.
Pues bien, estos indios no sólo reciben un precio mayor al que pueda recibir cualquiera de estos agricultores en el comercio justo, además, se llevan un 20% de las ganancias, con las cuales quieren adquirir más tierras para protegerlas, según sus propias explicaciones. Bueno, parece muy genuino, el fundador, Oliver, lo denomina comercio directo. Además, más biológico imposible, puesto que los cuidan con sus “pensamientos positivos”. Pasan de sellos y hacen bien. Ser indio es lo que tiene, puedes permitirte esas cosas: ¿para qué va a ir uno de estos occidentales que llenan todo de química a decirnos a nosotros lo que es biológico, si nosotros los cuidamos con los buenos pensamientos y las buenas maneras?” Completamente comprensible, yo haría lo mismo. Encima, el café es de buena calidad, pero de la buena, o sea, de luxe.
En fin, mi opinión es que vale la pena decidirse por una empresa así y por eso lo vamos a ofrecer próximamente.
Lo dicho, os pido que por favor no dudéis en contar aquí qué empresas conocéis con seguridad que son transparentes desde el principio. De esta manera podemos hacer una cadena para acabar con el comercio injusto, para hacernos fuertes en una sociedad donde el comercio sea colaborativo.